De paseo por las playas de Málaga (en invierno)
Ir de viajes con hijos hace que te fijes en cosas a las que antes no prestabas atención y los lugares muy conocidos se presentan ante tus ojos con una nueva luz. Esto me pasa sobre todo cada vez que voy a mi ciudad natal. Primero porque noto mucho los cambios (negocios que se abren/cierran, edificios restaurados, calles que se peatonalizan, etc) y segundo porque tengo la misión de hacer que mis hijas le tomen un especial afecto a la ciudad donde nació y creció su mamá.
Por eso, cosas tan sencillas como caminar por el paseo marítimo (algo que de joven no se me ocurría hacer) se convierte en un auténtica gozada.
Y más viendo hacer quite surfing con estas vistas.
El paseo marítimo de Málaga tiene además muchas zonas con aparatos para hacer deporte ( a mis hijas les encanta) y varios parques.
El agua del mar en invierno está fresquita pero si hace sol y una temperatura agradable (nosotros tuvimos unos 22 grados) es posible meter los pies.
Después del remojo es posible darse un «lavaíllo» de pies en las duchas.
Pararse a comprar algo en el quiosco (no es muy ejemplar pero, ¿a quién no le apetece unos gusanitos de vez en cuando?)
Y seguir al Paseo de la Farola.